El canto del árbol nace de una fragilidad sostenida, de ese hilo-raíz cuya urdimbre es la poética de un instante en el que anida el canto a la vida. Las plumas pueden ser cuna de un sueño hipnótico, un regazo de Hipno, cercano a la muerte de Tánatos, su hermano gemelo; o pueden ser alas vencedoras, como las de Niké, la diosa de la Victoria…
Aixa Portero