El canto del árbol nace de una fragilidad sostenida, de ese hilo-raíz cuya urdimbre es la poética de un instante en el que anida el canto a la vida.
Las plumas pueden ser cuna de un sueño hipnótico, un regazo de Hipno, cercano a la muerte de Tánatos, su hermano gemelo; o pueden ser alas vencedoras, como las de Niké, la diosa de la Victoria. Alas que también tejen los nidos de un vuelo al que cantan. La crisálida detiene el instante: es presente, es urna-incubadora refugio del neonato. Pero es un nido polisémico: es continente, es contenido.
Del árbol brota música en su pecho, nacen plumas de raíces-ramas inertes, germina savia de la crisálida muerta, emana la vida desde la piedra, los medios naturales se invierten, y el vacío se transforma en un generador creativo. Es un canto que nos acerca al ser humano desde las emociones que nos unen a la vida, y hacen que resistamos.
Y la verdad emerge, es Alétheia. El bulbo-origen abandona su estado velado ante la luz y sus raíces profundas se metamorfosean en ramas.
Se detiene ese instante de fragilidad punzante para su reconstrucción lírica, emana la hoja-pluma, el pájaro-raíz o la piedra-rama. Lo oculto pasa del ser al no ser, es Poiesis. Brota el yo consciente, que es un tú y un nosotros: Es poesía, es naturaleza.
La dualidad nace de una unidad diversa en la que no existe el estado estático. El universo se entiende como una unidad armoniosa donde el todo se transforma en un “aquí-ahora”, como cada célula de nuestro propio origen. Es el canto gozoso a la razón poética, a la música que aflora con fuerza desde el latido hilvanado mas ínfimo, es el sonido de las alas de la Victoria.
Aixa Portero
Artista Contemporánea Española
La naturaleza es la raíz de la vida y su urdimbre entre lo poético y lo telúrico. Es el canto ancestral del que nacen los pájaros que trazan la libertad de su escritura en el aire, y el agua que trama arcanos en la piel antigua de la tierra como un mapa de mitos y de misterios que explican los símbolos de lo que somos.
La naturaleza es el canto del árbol que fusiona la fragilidad del dibujo y lo totémico de la escultura en un hábitat en el que anidan lo sensible, la resiliencia, la imaginación. El vuelo y la invitación a echar raíces en sus ramas que son emociones y memoria. La naturaleza es el hogar de todas las canciones de la creatividad que se encuentran y dialogan a través de la cultura de la paz como disfrute y progreso.
Aixa Portero sueña de esas fuentes e interpreta con su obra esta filosofía sencilla, cercana con las que convierte cada una de sus piezas en una crisálida de la que emergen el instante de la liberación y de la metamorfosis. Un poema visual y orgánico donde anidar la mirada, el goce, el pensamiento, el interior de nosotros mismos.
Guillermo Busutil
Escritor, crítico, periodista y exdirector de la revista Mercurio¨